Un paseo por el parque jurásico

Un paseo por las aulas de esta nuestra Facultad debería de cobrarse. Sí, y además a un precio considerable. Nada puede compararse a un recorrido contemplando monumentos que tendrían que estar reconocidos como patrimonio de la humanidad, pero patrimonio en minúsculas. Solo así podría denominarse a la amplia amalgama de profesores que rozan la tercera edad, lo cual no es una situación negativa en sí misma. Lo que sí es ampliamente susceptible de ser criticado es que la UCM cuente no solo con infraestructuras atrasadas, sino también con un profesorado que en su mayoría sigue empleando unos métodos que se quedaron obsoletos en la sociedad informacional de la que tanto habla Castells.

Los dinosaurios, término acuñado entre pasillos para definir a estos profesores, abundan en Periodismo. Y si es verdad que un meteorito acabó con ellos una vez, ¿tendremos que esperar que vuelva a suceder otro bendito fenómeno para que comience una nueva era en la Universidad? Supongo que si no sucede es porque estamos ante una saga de dinosaurios que, por primera vez en la historia, no se extinguen. Pocos son los que utilizan su amplia experiencia para transmitirla de un modo actualizado, pues la Universidad en lugar de obligarles a adaptarse a los tiempos que corren apuesta por un continuismo que ya hace mucho que huele mal. Prefiere seguir dándoles ese poder divino llamado libertad de cátedra cuales clérigos erigidos por la gracia de Dios en la Edad Media. Cuántas veces se tropieza sobre esa misma piedra a lo largo de la carrera.

No se puede entender una Facultad de Ciencias de la Información en el año 2011 de esta manera, con el método del dictado y el adormilamiento consecuente. No se puede aspirar a un alumnado motivado si el profesor tampoco lo está. No se puede hablar de medios multimedia ni de nuevas tecnologías cuando el temario de esa asignatura empieza -como el de otras tantas- hablando de la xilografía para llegar en la mitad del curso al invento de la imprenta. Pero parece que estamos condenados al atraso y al abandono, a la falta de motivación y a la decepción. Justo los ingredientes que logran crear periodistas que se sienten frustrados incluso antes de cruzar las puertas de la Facultad para salir al mundo laboral. Quizás algún día se logre avanzar hasta llegar al siglo en el que estamos…mientras tanto, seguirá tocando esperar a que surjan asignaturas como esta para inyectarnos un chute de ilusión.

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